Mucho se dice hoy en día acerca del matrimonio, se hacen
estudios, análisis, discusiones, fuertes críticas, chistes, etc.,
lamentablemente casi todo en un sentido negativo.
El deterioro de esta institución se hace evidente por la
convergencia de varios factores, entre ellos podemos mencionar, la siempre ascendente cifras de divorcios, de
cada dos matrimonios, uno termina en divorcio;
la alternativa que representan las uniones estables de hecho
(concubinatos), que según el Censo de Población y Vivienda del 2011 ascienden
al 27,9% entre los mayores de 18 años, la cultura del mal llamado amor libre
(uniones casuales) y añadiríamos la
falta de conocimiento de los esposos de cómo llevar la vida en pareja y hacer
funcionar de manera satisfactoria su
matrimonio, siendo estos algunos de los agravantes que consideramos desdicen de
la principal institución de la sociedad.
Al matrimonio se le
llama “Institución”, por ser uno de los órganos fundamentales del estado y de
la sociedad. No solo porque tenga carácter legal, sino porque posee una
relevancia moral única, al ser la familia, el centro de formación de valores y
principios para los individuos que conforman la sociedad, por lo que su
deterioro equivale al de la misma sociedad.
De allí que debamos prestarle suprema atención a lo que en
realidad es el matrimonio, conocer su naturaleza y propósito fundamental a fin
de contribuir a rescatarlo y aun trabajar para mejorar el nuestro.
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