Pensamiento de la Semana

JESÚS dijo en una ocasión: “...Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Juan 10:10b). Cuando pienso en esto, no puedo sino llegar a la conclusión, de que el propósito de Dios para con el hombre va mas allá del hecho de proporcionarle existencia física (vida), va hasta el hecho de que Él desea que esta existencia física o vida sea abundante, es decir, que sea plena, rebosante, que posea más de lo necesario de aquellas cosas que realmente proporcionan bienestar a los hombres.

¡Ven y ve cómo Cristo nos amó!


¡Ven y ve cómo Cristo nos amó! Nosotros no lo pusimos en nuestro lugar; Él se puso a sí mismo. Así quitó el pecado del mundo al llevarlo sobre sí. Se sometió a la muerte, que para nosotros es la paga del pecado.

Mientras repasamos los sufrimientos del Hijo de Dios, recordemos nuestro largo catálogo de transgresiones y considerémosle sufriendo bajo el peso de nuestra culpa. Aquí se echa un fundamento firme sobre el cual haga descansar su alma el pecador tembloroso.

“¡Nadie ha creído a nuestro mensaje! ¡Nadie ha visto el poder de Dios!

El fiel servidor [Jesús] creció como raíz en tierra seca. No había en él belleza ni majestad alguna; su aspecto no era atractivo ni deseable.

Todos lo despreciaban y rechazaban. Fue un hombre que sufrió el dolor y experimentó mucho sufrimiento. Todos evitábamos mirarlo; lo despreciamos y no lo tuvimos en cuenta.

A pesar de todo esto, él cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores. Nosotros pensamos que Dios lo había herido y humillado.

Pero él fue herido por nuestras rebeliones, fue golpeado por nuestras maldades; él sufrió en nuestro lugar, y gracias a sus heridas recibimos la paz y fuimos nosotros sanados.

Todos andábamos perdidos, como suelen andar las ovejas. Cada uno hacía lo que bien le parecía; pero Dios hizo recaer en su fiel servidor [Jesús] el castigo que nosotros merecíamos.

Fue maltratado y humillado, pero nunca se quejó. Se quedó completamente callado, como las ovejas cuando le cortan la lana; y como cordero llevado al matadero, ni siquiera abrió su boca.

Cuando lo arrestaron, no lo trataron con justicia. Nadie lo defendió ni se preocupó por él; y al final, por culpa de nuestros pecados, le quitaron la vida.

El fiel servidor de Dios [Jesús] murió entre criminales y fue enterrado entre los malvados, aunque nunca cometió ningún crimen ni jamás engañó a nadie.

Dios quiso humillarlo y hacerlo sufrir, y el fiel servidor [Jesús] ofreció su vida como sacrificio por nosotros. Por eso, él tendrá una vida muy larga, llegará a ver a sus descendientes, y hará todo lo que Dios desea.

Después de tanto sufrimiento, comprenderá el valor de obedecer a Dios. El fiel servidor [Jesús], aunque inocente, fue considerado un criminal, pues cargó con los pecados de muchos para que ellos fueran perdonados.

Él dio su vida por los demás; por eso Dios lo premiará con poder y honor”.

Libro de Isaías capítulo 53 - Tomado de la Biblia en Lenguaje Sencillo

Nosotros somos la adquisición de su sangre, y los monumentos de su gracia; por esto Él continuamente intercede por cada ser humano sobre la faz de la tierra a fin de que le conozca y alcance salvación.

Cristo dio su vida como rescate por el hombre.

Por la fe en Jesús somos justificados, es decir, cuando de corazón creemos que su sacrificio y resurrección fue especialmente por cada uno de nosotros y le entregamos nuestra vida confiándosela a fin de recibir su perdón. Cuando esto sucede, Dios es más glorificado, su libre gracia se promueve, el yo es abatido y nuestra felicidad asegurada.

Debemos conocerle y creer en quien por amor llevó nuestros pecados y nos salvó de hundirnos bajo la carga llevándola sobre sí.

Comentarios de Matthew Henry, adaptado por el moderador del blog.